La ciudad de Tokio inicialmente no mantuvo un alcalde o consejo de la ciudad por separado; en su lugar, el gobernador de la Prefectura de Tokio sirvió como alcalde de Tokio, y cada distrito tuvo su propia asamblea. La ciudad de Tokio comenzó a elegir su propio alcalde en 1898, pero mantuvo la legislación de guerra, que continúa hasta hoy en el sistema de distritos especiales. El ayuntamiento de Tokio estaba ubicado en el distrito Yūrakuchō como se menciona en el mapa de la ciudad de Tokio, en un sitio que ahora ocupa el Foro Internacional de Tokio.

 

La ciudad de Tokio ha sido el centro administrativo de Japón desde el 1600. Hasta 1860 el Emperador ejercía sólo un gobierno simbólico desde su palacio en Kyoto, mientras que los que estaban en la cúspide de la clase guerrera dirigían el país desde su castillo en Tokio (ver mapa de la ciudad de Tokio). En otras palabras, Kyoto era el depositario de la tradición, la ciudad de Tokio la sede del poder, un arreglo que persiste hasta hoy. Aunque Tokio sigue siendo el centro administrativo y político de Japón, sin mencionar que también se ha convertido en su centro cultural, a sólo unos metros de los caminos de ladrillos amarillos bordeados de rascacielos y poblados de criaturas perfectamente transformadas en las pasarelas, y encontrará que la metrópoli también tiene su lado más deprimente.